Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 141. Gritos de los pecadores al Padre

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 


Antífona. Señor, te invoco, ayúdame


Padre, te he invocado en mi auxilio, respóndeme,
Sé atento al son de mi voz que te llama.

Que mi oración suba hacia ti como el incienso
Y mis manos levantadas como ofrenda de la tarde.

Padre, guárdame de palabras malsonantes;
Vigila sobre lo que voy a decir;

Guarda mi corazón de ir hacia el mal,
De entregarse a gestos condenables.

Con personas que no quieren nada de ti.
No quiero compartir sus errores.

Que mi derredor sea fiel en corregirme.
En lugar de llenar mi cabeza de ideas falsas,
Que la oración ocupe sin cesar mi corazón.

La gente que pone su fin en el fracaso,
Pero al escucharme se alegran:

Me siento trabajador hasta el fondo de mí
Y mis huesos se quebrantan y casi anulados.

He fijado mi mirada en ti, Padre,
Me he refugiado bajo tu protección,
No me dejes perder mi vida.

Guárdame de la red que me han tendido
Con sus prácticas rituales;

La gente encuentra en ellas su cuenta,
Pero yo no quiero nada de eso.