Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 116. Una experiencia del Padre

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Antífona. El Señor defiende a los pequeños;
Nuestro Dios es ternura.


Me gusta encontrarme con el Padre,
Pues escucha todas mis súplicas.

Me causa mucha atención
Y toda mi vida le invocaré.

Cuando he sufrido la prueba
Y la servidumbre del mal me invadió,
Me deslicé en la angustia y en el dolor.

He invocado al Padre en nombre de su amor:
Pues bien, tú eres mi padre, líbrame.

El Señor, mi Padre, es bien venido;
Es justo y misericordioso.

Cuida de la gente sencilla y verdadera.
Un día, estaba debilitado y me salvó.

Encuentra tu paz, corazón mío,
Pues el Padre te ha hecho mucho bien.

Me ha librado de caer en la nada;
Me ha sostenido en las pruebas;

Me ha prevenido de obstáculos que me hundían.
He podido progresar en la vida gracias a él.

La confianza no la he perdido
Incluso cuando vivía en la desgracia.

Desamparado, creía que todo el mundo era mentiroso.

¿Cómo dar gracias al Padre
por todo el bien que hizo en esos días?

Le ofreceré todas mis victorias sobre el mal
Recordando al Padre por su amor.
Proclamaré ante él y ante su pueblo.

Al Padre no le gusta ver declinar a su hijos.
Sé bien que soy de su familia,

Que he nacido de la resurrección del Salvador
Llamándote el Padre del amor.

Me dedicaré a vivir contigo,
Ante toda la humanidad,

Yendo al corazón de la creación que habitas,
Según el designio diario que presentas.

¡Aleluya!