Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 41. Estaba enfermo

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Antífona. Cura mi alma, Señor,
Y sabré que me amas.


Es una gracia pensar en los débiles;
En el tiempo deseado, el Padre se ocupa de ellos,

Les da vivir felices en la tierra,
No deja que la enfermedad los aplaste.

El los sostiene en sus sufrimientos,
alivia con delicadeza
las llagas de su cuerpo y de su corazón.

Grité: Padre, ten piedad de mí;
Líbrame del mal que llevo.

La gente es severa y pesimista,
Desea desembarazarse de mí;

Si me visitan, vigilan mis faltas
Para hablar de ellas juntos al dejarme.

En mi casa murmuran entre ellos,
Evalúan mi situación:

Tiene una enfermedad terrible;
No saldrá de ella.

Incluso amigos con los que contaba,
Que venía a menudo a comer en casa,
Se han alejado.

Pero tú, Padre de gracia, ponte de mi parte;
Muéstrales que me amas todavía.

Manifiéstame tu benevolencia:
Que el mal no se apodere de mí;

Que mi corazón no cese de buscarte
A pesar de todo lo que podría aplastarme.

Bendito sea el Señor, Padre del universo,
Desde su inicio

Y hasta su cumplimiento.

Amén. Amén.