Salmos y experiencia personal de Dios

Salmo 18. Después de una dura batalla.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Antífona. Te amo, Señor, mi fuerza y mi salvación


Te amo, Padre,
Toda mi fuerza viene de ti.

Mi Padre es para mí una roca sólida;
Con él, me siento seguro.

En mis luchas, me escondo en ti
Como en una fortaleza impresionante.
¡Que él sea alabado!

Desde que te invoco, estás ahí
Para luchar conmigo contra el mal.

Un día, estaba casi vencido;
Tenía miedo de morir en la corrupción,

Prisionero en un mundo de tinieblas,
Ahogado en las tribulaciones de la vida.

Esa vez, te he invocado en mi angustia,
He invocado a mi Padre en mi ayuda.

A pesar de las llamadas que le llegaban de todos sitios,
Él ha escuchado mi invocación, personalmente.

Para asegurarme, me hizo sentir su presencia
Mediante el estruendo de una tormenta con rayos.




Antífona. El Señor me ha salvado, pues me ama


Todo temblaba a mi derredor,
Los rayos incendiaban los árboles,

Las nubes envolvían la tierra:
Oscurecía como en el fondo del mar.

Más bien que tener miedo, tuve la impresión
De que mi Padre trastornaba el universo

Para decirme que estaba con él,
Incluso las peores amenazas eran impotentes.

Me dio pruebas en el día de la angustia:
Pues él me ha protegido y me ha librado.

Todo eso lo ha hecho
No ya para manifestar su fuerza como antiguamente,
Sino para hacerme comprender que me ama.



Antífona. Señor, Dios mío, tu iluminas la noche



Puede tratarme así porque le tengo a él
E intento estar siempre de verdad con él.

Su proyecto, lo respeto tanto como puedo,
No falto a él de forma voluntaria.

De hecho, presto atención a sus demandas
Y no desprecio sus leyes.

Quisiera que no me reprochara nada
Y que evitara las faltas tanto como pueda.

Por eso él me puede amar
Como lo hace.

Padre, tratas a cada persona
Como debe ser para crecer;

A quien quiere, le das confianza;
Todo es bueno con quien ama tu bondad;
guardas puros sus corazones que lo desean.

Desvelas a los fuleros sus mentiras;
Revelas a los orgullosos sus ilusiones,
Pero devuelves su dignidad a quien se humilla.

Eres una lámpara que alumbra
Cuando estoy en plena oscuridad.

Gracias a ti, salto la muralla del mal
Y prevengo todos sus ataques.

Todos estaban maravillados
De las palabras que vienen de la boca de Dios.