Con el corazón ante los salmos
Salmo 146.”El Señor sana los corazones destrozados, venda sus heridas. Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre”.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- El corazón
- Huracán de mis amores
- Feria de vanidades
- Enamorados según tu ley divina

Reflexión:


• Señor, hoy te encuentro tan cercano y tan íntimo, que me siento dichoso. Me llamas por mi nombre como a cada estrella y te cuidas de sanar mi corazón.
• Hoy, en tu compañía amable y cerca de tu corazón de padre, viajo al corazón. Me imagino que hago un largo viaje visitando corazones aunque sea virtualmente.
• Me acerco a ellos con una rosa florida en el mío, con la sangre roja del que siempre ama.
• En esta visita, unas veces real y otras virtual, me he sentido feliz esparciendo ternura, llevado por el huracán de mis amores esparcidos en quienes sufrían de soledad.
• Me he dado cuenta de que no necesito mucho para sentirme dichoso. Todos los tesoros del mundo son nada en comparación con el corazón encendido de amor.
• En este viaje he encontrado también una feria de vanidades. Noté que sus corazones, sin embargo, no desprendían de sí el suave calor de la ternura, sino simple y llanamente una carga enorme de amargura, una vez que habían satisfecho sus vanidades.
• El corazón, Señor, para que funcione bien necesita también del desprendimiento, de la renuncia a placeres que lo afean y envilecen. Por eso, cuando uno se siente así, debe recurrir al santuario de tu amor para sanarlo y ponerlo a tono.
• Al regreso de mi viaje real y virtual he constatado que hay corazones que se enamoran de otros siguiendo la ley divina de formar nuevos hogares. Unos son fieles para siempre. Otros, sin embargo, como si la vida fuera un juego, rompen la atadura que les une para unirse de nuevo. Son corazones espiritualmente enfermos e incurables.

Buenos días, Señor, y gracias.