Con el corazón ante los salmos
Salmo 136.”¿Cómo puedo cantar al Señor un cántico en tierra extranjera?”

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Huérfanos del amor
- Hogares
- Silencio reverente
- Vale la pena amar

Reflexión:


• Señor, hoy, cuando medito tu Salmo, me siento con ganas de cantar, pero al mismo tiempo se me quitan las ganas porque no veo a mi derredor todo el gozo y alegría que me gustaría entre los emigrantes que pueblan mi patria.
• No puedo olvidar sus rostros de dolor y de tristeza. Son los clásicos huérfanos de amor. Detrás de un rostro crispado por la soledad solemos encontrar injusticias sin justificar, abandonos prematuros, violencias sin fin.
• En esta oración a solas contigo, me siento unido a la humanidad que vive lejos de sus hogares.
• Me gustaría descubrir los paisajes interiores, detectar las propias limitaciones y mantener una inmensa capacidad de acogida para que la ternura no sea sólo una palabra poética, sino una realidad creadora.
• Me encantaría escuchar el grito interior que se revela en un gesto, una lágrima o una simple mirada. Estos seres humanos que viven en tierra extranjera solicitan de mí que vaya a su encuentro con todo respeto, atención, silencio reverente.
• Desearía meter en sus corazones a base de golpes de amor las ganas de vivir, el redescubrimiento de su propia identidad aunque estén lejos de su hogar.
• Y todo esto no es posible si no los entiendo, comprendo a cada uno con la ofrenda de mi amor, respetando sus diferencias y sus peculiaridades.
• Vale la pena seguir amando a pesar de los obstáculos que la vida nos presenta.
• Más allá de todas las fronteras humanas y geográficas, todos- los propios y los emigrantes-, podemos encontrar la sabiduría maravillosa del amor, el mejor de los pasaportes y la clave de toda ley de extranjería.

Buenos días, Señor, y gracias.