Con el corazón ante los salmos
Salmo 83 “¡Qué delicia es tu morada, Señor de los Ejércitos! Mi aliento se consume anhelando los atrios del Señor, mi corazón y mi carne exultan por el Dios vivo”..

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Saborearte
- Contemplación
- Mundanal ruido
- Te siento en mi interior

Reflexión:

• Todo se torna bello cuando tú lo alientas, les da vida y esplendor.
• En esta noche, recogido y en silencio, saboreo el rato que pasé esta mañana en tu templo. 
• Mi corazón ardía en deseos lindos por la tranquilidad que respiraba, por lo a gusto que me sentía en tu presencia, por los cantos de exultación que escuchaba del coro de las monjas contemplativas, centinelas y pararrayos para esta humanidad 
que se desvía de ti, o que no siente el placer de tu morada santa.
• En estas circunstancias me veo a mí mismo como un ser que, llamado por ti, siente el gozo de su entrega, defectuosa muchas veces, pero que tú me aceptas en todo momento.
• Esta noche- oscura ya en el universo- se enciende en mi alma el fulgor límpido de tu cielo.
• Siento ganas de vivir. Y pienso que cada día puedo pasar un buen rato en tu templo sagrado para refrescar mi 
espíritu, ajetreado por el mundanal ruido.
• Mi alma se siente levantada, en una actitud de estar a gusto contigo. No pienso en otra cosa. Tan sólo a ti dirijo mi plegaria por mí mismo, por tu alabanza, por todos los seres que pueblan la bella naturaleza.
• Me das fuerza para vivir en mis trabajos ordinarios de ser tu profeta. Sí, ese que te anuncia cada día con su fe, su trabajo y su coherencia apostólica.
• Permanezco dichoso mientras hago oración. Pero sé que- como les ocurrió a los discípulos en el Tabor- no me puedo quedar aquí todo el día.
• Me he de ganar la comida con sudor de mi frente.
• Te siento en mi interior como Alguien siempre nuevo. Nunca me aburres con discursos vacíos. Tu palabra creadora intento que se haga vida en mí en este día.

Buenos días, Señor, y gracias.