Con el corazón ante los salmos
Salmo 67.” Oh Dios, cuando salías al frente de tu pueblo, cuando avanzabas por el páramo, la tierra tembló, el cielo destiló, ante el Dios del Sinaí, ante Dios, el Dios de Israel”.

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Peregrinación salvadora
- Sacrificios
- Dioses falsos
- Hacerte presente en los medios

Reflexión:

• Señor, tu fuerza y tu valor se pusieron de manifiesto cuando liberaste a tu pueblo elegido de la opresión de Egipto. 
En el Sinaí les dijiste claramente cómo tenían que comportarse a lo largo de tanto tiempo de peregrinación por el desierto.
• Tú los cuidabas como una madre a sus hijos. Nada les faltaba cuando estaban a bien contigo. Lo pasaron mal cuando comenzaron a rebelarse contra ti por adorar a otros dioses falsos que encontraban en su camino.
• Iban camino de la tierra de promisión, de la Sión celeste. Es dura toda peregrinación, máxime en aquellos tiempos. 
Hoy, en este año 2004, ha tenido lugar la peregrinación a Santiago de Compostela, en donde están los restos mortales de tu apóstol Santiago.
• Es dura toda peregrinación por el sacrificio que supone andar tantos kilómetros, habiendo como hay, tantos medios veloces de comunicación..
• Señor de mi vida, siempre me considero un peregrino por en medio de este mundo. Un peregrino que camina hacia la patria celestial, destino de todos aquellos que nos esforzamos por vivir tus mandatos y mantenernos incólumes ante la oferta de irnos tras tantos dioses falsos que presenta hoy esta sociedad.
• Mi peregrinación es una marcha en la que camino contigo observando cuanto hay a mi derredor, para transformarlo en la medida de mis fuerzas. Una marcha en la que encuentro sacrificios de todo orden: desprecios y falta de recursos para anunciarte mejor.
• Sí, Señor, porque hoy debo estar en los medios de comunicación para que mi vivencia de ti sea conocida.
• Hoy lo que no sale en estos medios no existe. De aquí mi renovado esfuerzo, mis horas y horas sentado escribiendo temas y cosas referentes a ti.
• Te pido que no decaiga nunca en esta tarea de anunciarte con el lenguaje que todo el mundo entiende.

Buenos días, Señor, y gracias.