Con el corazón ante los salmos
Salmo 64.” Tú cuidas de la tierra, la riegas y la enriqueces sin medida. La acequia de Dios va llena de agua. Preparas sus trigales”.

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Mucho aseo exterior
- Necesito mayor purificación
- La contemplación del agua
- Prejuicios estúpidos


Reflexión:

• Aunque haya lugares en la tierra, en los que el agua escasea, tú sin embargo, la cuidas de otra manera. Vivo en un sitio en el que las aguas no son muy abundantes. Por eso se preparan grandes pantanos para guardarla en tiempos en los que no llueva lo suficiente.
• Señor, la humanidad se asea hoy mucho más. Se gastan muchos litros de agua por familia sólo en aseo, duchas, cocina y lavar.
• Pero la idea de fondo que me dices esta mañana, es que me recree cuando veo caer la lluvia que viene del cielo, vestido de nubes negras. La aguas son la señal clara de tu Providencia para cada uno.
• En la simbología cristiana son también el signo de que necesito mayor purificación de mi alma que te anhela como el agua que cae ahora. Alegra a los chicos y chicas que juegan en el patio; es motivo de que jueguen con sus charcos para probar su calzado y, sin duda, para sentir el gozo del agua mientras cae por los ventanales de sus casas o del colegio. 
• La lluvia es una clara invitación a que te demos gracias por bendecir la tierra resecada tras la estación veraniega.

• Sin embargo, Señor, la contemplación del agua que cae del cielo, me eleva hacia ti. Y pensar en ti es pensar en 
seguid en la gracia que necesito para estar en tus coordenadas y en la autopista de tus mandamientos.
• Necesito de tu gracia, de tus dones para regar y para limpiar los entresijos oscuros y sucios que haya dentro de mí.
• Necesito, al mismo tiempo que llueve, ir a la fuente de mi inocencia para curarme de tantos prejuicios imbéciles que se va adhiriendo a mi mismo sin darme, a veces cuenta.
• El agua, mientras cae suave o fuerte del firmamento, se convierte para mí en una plegaria bañada de luz, de gratitud y de bendición por todo lo bueno que haces conmigo.


Buenos días, Señor, y gracias.