Con el corazón ante los salmos
Salmo 37 “ No me abandones, Señor, Dios mío, no te quedes a distancia; ven aprisa a socorrerme, Señor  mío, mi salvación”.

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- Día raro
- Enfermo
- Mi cuerpo
- Tu morada
- Tu templo

Reflexión:

• Señor, hoy he notado al levantarme, que me ha costado más trabajo de lo habitual. No sé qué me ocurre. Me siento raro, de mal humor y sin ganas de emprender la jornada de trabajo.
• Anoche me encontraba perfectamente bien. Mi cuerpo, ágil como pluma de escribano, se fue al descanso tranquilo. Me sentía la mar de bien. Como siempre. Gracias a ti, mi cuerpo ha estado hasta ahora en perfecta forma: saludable, con brío, robusto.
• Todo cuanto como y bebo me ha sentado bien. Mi cena fue sencilla. Pero me he despertado mal.
• Y ya empiezo a darles vueltas a la cabeza. Todo lo veo como un nubarrón que se cierne sobre el lejano horizonte. ¿Qué tendré, qué será?
• De tal manera no me encuentro bien, que he tenido que llamar a la oficina para decirles que estoy enfermo. Nunca me había pasado.
• Y en este estado de cosas, me he mirado el cuerpo por todas partes. Siento un dolor que no me deja descansar ni estar tranquilo.
• Cuando he ido al médico, me ha diagnosticado que tengo algo que no marcha bien en el riñón. Me ha mandado unas pastillas para que expulse lo que me impide orinar bien y que al cabo de poco tiempo me encontraré bien de nuevo
• El cuerpo, mi cuerpo en concreto. No se da uno cuenta de lo que vale y de lo unido que está al alma hasta que no te pasa algo.
• Y absorto en esta reflexión orante del Salmo 37, caigo en la cuenta de que muchas veces acudo a ti, Señor, cuando me ocurre algo. No sucede mucho, pero sí a veces.
• Estos breves días de vivir postrado en cama, me sirven para querer y respetar más mi cuerpo como morada del espíritu.
• Si me diera cuenta de esta gran realidad, entonces cuidaría mi cuerpo, templo del Espíritu, mucho mejor. Pero es fácil abandonarse y dejarse llevar.
• Sé que vienes en mi auxilio pronto porque confío en ti y eres mi salvación.

Buenos días, Señor, y gracias.