Con el corazón ante los salmos
Salmo 22. “El Señor es mi pastor: nada me falta”.

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Sentimientos:

- La contemplación
- Mi vida ante el espectáculo natural
- Saborear tus dones y regalos
- Ser o tener
- Poca fe

Reflexión:

• Mi despertar ha sido ante una bella pradera verde. La contemplación de muchas ovejas pastando la hierba, me ha llenado el corazón de gozo. Las veo que triscan las hojas, las rumian y miran tranquilas de aquí para allá. Nada les turba. Se les ve pacientes.
• Y he apercibido junto a ellas, recostado sobre el tronco de un árbol, al pastor. Ellas lo miran porque les infunde 
seguridad y calma. Las aguas corren alegres por las acequias naturales que se forman en el prado. Su claridad es tan grande que las ovejas, al sentir sed, se acercan a ellas para calmarla.
• Todo un espectáculo que contrasta con mi vida y la de muchos que me rodean. Andamos desquiciados, nerviosos, estresados, acomplejados, nerviosos...
• Nada nos sienta bien. No sabemos saborear los dones de la vida como las ovejas la hierba verde de los prados. Al contrario, vamos deprisa a todos sitios. Nos angustia el sueldo. No parece injusto porque no nos llega para tantas y tantas cosas como deseamos “tener”.
• Mi compañero de trabajo pasa por malos momentos. En casa le exigen mucho dinero sus propios hijos. Estos piensan que el dinero viene llovido del cielo. No quieren vestir como los chicos normales de su clase social. Ellos anhelan ropas demarca y calzados muy caros.
• Y todo, claro está, a costa de echar horas extraordinarias en el trabajo. Hasta que el cuerpo dice aquí estoy yo. Al llegar la enfermedad, todo son lamentos porque escasea el dinero.
• ¿Por qué no confiamos más en el Señor y nos conformamos con tener menos a costa de ganar más en la relación y en el cariño humanos? 
• ¿Por qué no acudir a las fuentes tranquilas en las que transcurre el ser humano en busca de Alguien que le colme plenamente?
• Hay poca fe, Señor. En vez de habitar en tu casa y tomar conciencia de que nos habitas, nos vamos por otros 
derroteros.


Buenos días, Señor, y gracias.