Salmo 79

Ven, Señor, a visitar tu viña



Pastor de Israel, escucha, 
tú que guías a José como a un rebaño; 
tú que te sientas sobre querubines, resplandece 
ante Efraín, Benjamín y Manasés; 
despierta tu poder y ven a salvarnos. 

Oh Dios, restáuranos, 
que brille tu rostro y nos salve. 

Señor, Dios de los ejércitos, 
¿hasta cuando estarás airado 
mientras tu pueblo te suplica? 

Les diste a comer llanto, 
a beber lágrimas a tragos; 
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos, 
nuestros enemigos se burlan de nosotros. 

Dios de los ejércitos, restáuranos, 
que brille tu rostro y nos salve. 

Sacaste una vid de Egipto, 
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste; 
le preparaste el terreno, y echó raíces 
hasta llenar el país; 

Su sombra cubría las montañas, 
y sus pámpanos, los cedros altísimos; 
extendió sus sarmientos hasta el mar, 
y sus brotes hasta el Gran Río. 

¿Por qué has derribado su cerca 
para que la saqueen los viandantes, 
la pisoteen los jabalíes 
y se la coman las alimañas? 

Dios de los ejércitos, vuélvete: 
mira desde el cielo, fíjate, 
ven a visitar tu viña, 
la cepa que tu diestra plantó 
y que tú hiciste vigorosa. 

La han talado y le han prendido fuego; 
con un bramido hazlos perecer. 
Que tu mano proteja a tu escogido, 
al hombre que tú fortaleciste. 

No nos alejaremos de ti: 
danos vida, para que invoquemos tu nombre. 

Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos, 
que brille tu rostro y nos salve.