Salmo 71

Poder real del Mesías



Dios mío, confía tu juicio al rey, 
tu justicia al hijo de reyes, 
para que rija a tu pueblo con justicia, 
a tus humildes con rectitud. 

Que los montes traigan paz, 
y los collados justicia; 
que él defienda a los humildes del pueblo, 
socorra a los hijos del pobre 
y quebrante al explotador. 

Que dure tanto como el sol, 
como la luna, de edad en edad; 
que baje como lluvia sobre el césped, 
como llovizna que empapa la tierra. 

Que en sus días florezca la justicia 
y la paz hasta que falte la luna; 
que domine de mar a mar, 
del Gran Río al confín de la tierra. 

Que en su presencia se inclinen sus rivales; 
que sus enemigos muerdan el polvo; 
que los reyes de Tarsis y de las islas 
le paguen tributo. 

Que los reyes de Saba y de Arabia 
le ofrezcan sus dones; 
que se postren ante él todos los reyes, 
y que todos los pueblos le sirvan. 

El librará al pobre que clamaba, 
al afligido que no tenía protector; 
él se apiadará del pobre y del indigente, 
y salvará la vida de los pobres; 
él rescatará sus vidas de la violencia, 
su sangre será preciosa a sus ojos. 

Que viva y que le traigan el oro de Saba, 
que recen por él contínuamente 
y lo bendigan todo el día. 

Que haya trigo abundante en los campos, 
y susurre en lo alto de los montes; 
que den fruto como el Líbano, 
y broten las espigas como hierba del campo. 

Que su nombre sea eterno, 
y su fama dure como el sol; 
que él sea la bendición de todos los pueblos, 
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, 
el único que hace maravillas; 
bendito por siempre su nombre glorioso; 
que su gloria llene la tierra. 
¡Amén, amén!