Salmo 63

Súplica contra los enemigos



Escucha, oh Dios, la voz de mi lamento, 
protege mi vida del terrible enemigo; 
escóndeme de la conjura de los perversos 
y del motín de los malhechores: 

afilan sus lenguas como espadas 
y disparan como flechas palabras venenosas, 
para herir a escondidas al inocente, 
para herirlo por sorpresa y sin riesgo. 

Se animan al delito, 
calculan como esconder trampas, 
y dicen: "¿quién lo descubrirá?" 
Inventan maldades y ocultan sus invenciones, 
porque su mente y su corazón no tienen fondo. 

Pero Dios los acribilla a flechazos, 
por sorpresa los cubre de heridas; 
su misma lengua los lleva a la ruina, 
y los que lo ven menean la cabeza. 

Todo el mundo se atemoriza, 
proclama la obra de Dios 
y medita sus acciones. 

El justo se alegra con el Señor, 
se refugia en El, 
y se felicitan los rectos de corazón.