Salmo 139

Tú eres mi refugio  

 


Líbrame, Señor, del malvado, 
guárdame del hombre violento: 
que planean maldades en su corazón 
y todo el día provocan contiendas; 
afilan sus lenguas como serpientes, 
con veneno de víboras en los labios. 

Defiéndeme, Señor, de la mano perversa, 
guárdame de los hombres violentos, 
que preparan zancadillas a mis pasos. 
Los soberbios me esconden trampas; 
los perversos me tienden una red 
y por el camino me colocan lazos. 

Pero yo digo al Señor: "Tú eres mi Dios"; 
Señor, atiende a mis gritos de socorro; 
Señor Dios, mi fuerte salvador, 
que cubres mi cabeza el día de la batalla. 

Señor, no le concedas sus deseos al malvado, 
no des éxito a sus proyectos. 

Yo sé que el Señor hace justicia al afligido 
y defiende el derecho del pobre. 
Los justos alabarán tu nombre, 
los honrados habitarán en tu presencia.