Salmo 131

Promesas a la casa de David

 


Señor, tenle en cuenta a David 
todos sus afanes: 
cómo juró al Señor 
e hizo voto al Fuerte de Jacob: 

"No entraré bajo el techo de mi casa, 
no subiré al lecho de mi descanso, 
no daré sueño a mis ojos, 
ni reposo a mis párpados, 
hasta que encuentre un lugar para el Señor, 
una morada para el fuerte de Jacob". 

Oímos que estaba en Efrata, 
lo encontramos en el Soto de Jaar: 
entremos en su morada, 
postrémonos ante el estrado de sus pies. 

Levántate, Señor, ven a tu mansión, 
ven con el arca de tu poder: 
que tus sacerdotes se vistan de gala, 
que tus fieles vitoreen. 
Por amor a tu siervo David, 
no niegues audiencia a tu Ungido. 

El Señor ha jurado a David 
una promesa que no retractará: 
"A uno de tu linaje 
pondré sobre tu trono. 

Si tus hijos guardan mi alianza 
y los mandatos que les enseño, 
también sus hijos, por siempre, 
se sentarán sobre tu trono". 

Porque el Señor ha elegido a Sión, 
ha deseado vivir en ella: 
"Esta es mi mansión por siempre, 
aquí viviré, porque la deseo. 

Bendeciré sus provisiones, 
a sus pobres los saciaré de pan, 
vestiré a sus sacerdotes de gala, 
y sus fieles aclamarán con vítores. 

Haré germinar el vigor de David, 
enciendo una lámpara para mi Ungido. 
A sus enemigos los vestiré de ignominia, 
sobre él brillará mi diadema".