Himno

Bello es el rostro de la luz

Fuente: Liturgia de las horas

 


Bello es el rostro de la luz, abierto
sobre el silencio de la tierra; bello
hasta cansar mi corazón, Dios mío,

Un pájaro remueve la espesura
y luego, lento, en el azul se elevan,
y el canto le sostiene y pacifica.

Así mi voluntad, así mis ojos
se levantan a ti; temprano
la potestad de comprender el día.

Señor, cada mañana,
hasta que aprenda a amanecer, Dios mío,
en la gran luz de la misericordia.

 

Amén.