Himno

Al fin será la paz y la corona

Fuente: Liturgia de las horas

   

Al fin será la paz y la corona

los vítores, las palmas sacudidas,

y un aleluya inmenso como el cielo

para cantar la gloria del Mesías.

 

Será el estrecho abrazo de los hombres,

sin muerte, sin pecado, sin envidia;

será el amor perfecto del encuentro,

será como quién llora de alegría.

 

Porque hoy remonta el vuelo el sepultado

y va por el sendero de la vida

a saciarse de gozo junto al Padre

y a preparar la mesa de familia.

 

Se fue, pero volvía, se mostraba,

lo abrazaban, hablaba, compartía;

y escondido la Iglesia lo contempla,

lo adora más presente todavía.

 

Hundimos en sus ojos la mirada,

y ya es nuestra la historia que principia,

nuestros son los laureles de su frente

aunque un día le dimos las espinas.

 

Que el tiempo y el espacio ilimitados

sumisos al Espíritu se rindan,

y dejen paso a Cristo omnipotente,
a quién gozoso el mundo glorifica.

 

Amén.