Himno

Dios de la luz, presencia ardiente 

Fuente: Liturgia de las horas

 

 

Dios de la luz, presencia ardiente 
sin meridiano ni frontera: 
vuelves la noche mediodía, 
ciegas al sol con tu derecha. 


Como columna de la aurora, 
iba en la noche tu grandeza; 
te vió el desierto, y destellaron 
luz de tu gloria las arenas. 

Cerró la noche sobre Egipto 
como cilicio de tinieblas, 
para tu pueblo amanecías 
bajo los techos de las tiendas. 

Eres la luz, pero en tu rayo 
lanzas el día o la tiniebla: 
ciegas los ojos del soberbio, 
curas al pobre su ceguera. 

Cristo Jesús, tú que trajiste 
fuego a la entraña de la tierra, 
guarda encendida nuestra lámpara 
hasta la aurora de tu vuelta. 

 

Amén.