Himno

Cuando la muerte sea vencida

Fuente: Liturgia de las horas

 

Cuando la muerte sea vencida

y estemos libres en el reino,

cuando la nueva tierra nazca

en la gloria del nuevo cielo,

cuando tengamos la alegría

con un seguro entendimiento

y el aire sea como una luz

para las almas y los cuerpos,

entonces, sólo entonces, estaremos contentos.

 

Cuando veamos cara a cara

lo que hemos visto en un espejo

y sepamos que la bondad

y la belleza están de acuerdo,

cuando, al mirar lo que quisimos,

lo veamos claro y perfecto

y sepamos que ha de durar,

sin pasión, sin aburrimiento,

entonces, sólo entonces, estaremos contentos.

 

Cuando vivamos en la plena

satisfacción de los deseos,

cuando el Rey nos ame y nos mire,

para que nosotros le amemos,

y podamos hablar con él

sin palabras, cuando gocemos

de la compañía feliz

de los que aquí tuvimos lejos,

entonces, sólo entonces, estaremos contentos.

 

Cuando un suspiro de alegría

nos llene, sin cesar, el pecho,

entonces -siempre, siempre-, entonces

seremos bien lo que seremos.

 

Gloria a Dios Padre, que nos hizo,

gloria a Dios Hijo, que es su Verbo,

gloria al Espíritu divino,

gloria en la tierra y en el cielo.

 

Amén.