Himno

Mi Cristo

Fuente: Liturgia de las horas


Mi Cristo, tú no tienes

la lóbrega mirada de la muerte.

Tus ojos no se cierran:

son agua limpia donde puedo verme.

 

Mi Cristo, tú no puedes

cicatrizar la llaga del costado:

un corazón tras ella

noches y días me estará esperando.

 

Mi Cristo, tú conoces

la intimidad oculta de mi vida.

Tú sabes mis secretos:

te los voy confesando día a día.

 

Mi Cristo, tú aleteas

con los brazos unidos al madero.

¡Oh valor que convida

a levantarse puro sobre el suelo!

 

Mi Cristo, tú sonríes

cuando te hieren, sordas, las espinas.

Si mi cabeza hierve,

haz, Señor, que te mire y te sonría.

 

Mi Cristo, tú que esperas

mi último beso darte ante la tumba.

También mi joven beso

descansa en ti de la incesante lucha.

Amén.