Himno
Ya no temo, Señor, la tristeza
Fuente: Liturgia de las horas
Ya
no temo, Señor, la tristeza,
ya
no temo, Señor, la soledad;
porque
eres, Señor, mi alegría,
tengo
siempre tu amistad.
Ya
no temo, Señor, a la noche,
ya
no temo, Señor, la oscuridad;
porque
brilla tu luz en las sombras
ya
no hay noche, tú eres luz.
Ya
no temo, Señor, los fracasos,
ya
no temo, Señor, la ingratitud;
porque
el triunfo, Señor, en la vida
tú
lo tienes, tú lo das.
Ya
no temo, Señor, los abismos,
ya
no temo, Señor, la inmensidad;
porque
eres, Señor, el camino
y la vida, la verdad.
Amén.