Himno meditado
En el templo entra María

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

En el templo entra María, 
más que nunca pura y blanca, 
luces del mármol arranca, 
reflejos al oro envía. 
Va el Cordero entre la nieve, 
la Virgen nevando al Niño, 
nevando a puro cariño 
este blanco vellón leve. 

Las dos tórtolas que ofrece 
ya vuelan y ya se posan. 
Ana y Simeón rebosan 
gozo del tiempo que crece, 
que estalla, que está; no hubo 
quien, viendo al blanco alhelí, 
dijera, -por ti, por mí- 
que al hielo esta noche estuvo. 

Ya ha cesado la nevada; 
y el Niño, tan blanco, blanco, 
oye que va a ser el blanco 
de contradicción, la espada, 
ay, para su Madre, y mueve 
hacia ella sus ojuelos, 
regalando desconsuelos, 
como si él no fuera nieve. 

Gloria al Padre, gloria al Hijo, 
gloria al Espíritu Santo, 
por los siglos de los siglos. 

Amén.


Reflexión:

.Cada niño que viene al mundo nos dice: “Dios aún espera del hombre”.

.Señor, ¿qué esperas de mí? Sencillamente que seas feliz pase lo que te pase. Mi Hijo mismo, el puro por excelencia, sale de Nazaret con María y José para hacer el rito de la ofrenda de dos tórtolas porque eran pobres.

. Mas el templo se iluminó con la sapiencia de Jesús. Los mismos doctores se quedaron admirados de su sabiduría.

Más tarde, se perdería en la peregrinación a Jerusalén porque él sabía que a los 12 años ya tenía la mayoría de edad religiosa.

.Allí mismo se convertiría en seguida en blanco de contradicción. La envidia y su forma de actuar y de llevarse a la gente de calle, turbaba la mente de los fariseos y santones de la ley.

.Señor, me gustaría darte hoy cuanto soy. Lo que soy, porque del tener bien poco puedo darte. Acéptalo como un ofrecimiento cargado y perfumado de amor, aunque tenga también el sabor de mis debilidades. Gracias.





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