Himno meditado
El cielo y la tierra

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

El cielo y la tierra 
celebren, aplaudan 
a la Iglesia, esposa 
sin arruga y mancha. 

Descienda a nosotros 
la ciudad sagrada, 
en que todo es nuevo 
y de rica gala. 

En piedras preciosas 
está cimentada, 
y bien construida 
en brillos de gracia. 

Las piedras preciosas 
que están a su entrada 
muestran la hermosura 
de esta casa santa. 

Descienda a nosotros 
esta santa casa, 
que hizo el Rey eterno 
para su morada. 

Amén.

Reflexión:

.El bien puede resistir derrotas; el alma, no.

.Admiro esta mañana a la Iglesia. Este himno es un cántico glorioso es una maravilla porque Dios está con ella desde que la fundó hasta el final de los tiempos.

.El cielo y la tierra se unen a ella porque saben que es roca firme para combatir contra todos los enemigos que la asedian. Hasta ahora, nadie ha podido con ella. Es su alma vivificada por el Espíritu Santo. Su alma nunca se rinde ante quien la ataque.

.Ella representa para cada creyente el brillo de la gracia divina, que la baña desde arriba abajo. Es la casa santa en la que habita Dios. ¡Lástima que no haya más gente que la visite, que se siente en sus bancos para, en contacto con Dios, ganar el tiempo.

.Es la morada de Dios. Por tanto, el respeto, la adoración y la plegaria son las notas claves que dan sentido a nuestro encuentro con el Señor.

. Iglesia amada, tranquila ante tantos envites de gente que no cree en ti. Hoy está de moda decir “Creo en Dios pero no en la Iglesia”. ¡Menuda contradicción! ¡Como si fueras algo distinta de Dios! Te llevamos los hombres con faltas y pecados, pero siempre Dios es tu roca y salvación.