Himno meditado
Edificaste una torre

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Edificaste una torre
para tu huerta florida;
un lagar para tu vino
y, para el vino, una viña. 

Y la viña no dio uvas,
ni el lagar buena bebida:
sólo racimos amargos
y zumos de amarga tinta. 

Edificaste una torre, 
Señor, para tu guarida;
un huerto de dulces frutos,
una noria de aguas limpias,
un blanco silencio de horas
y un verde beso de brisas 

Y esta casa que es tu torre,
este mi cuerpo de arcilla,
esta sangre que es tu sangre
y esta herida que es tu herida
te dieron frutos amargos, 
amargas uvas y espinas. 

¡Rompe, Señor, tu silencio,
rompe tu silencio y grita! 
Que mi lagar enrojezca 
cuando tu planta lo pisa,
y que tu mesa se endulce
con el vino de tu viña. 

Amén. 

Reflexión:


.Amigo, bebe mi vino en mi propio vaso, que, echado en el de otro, pierde su flor y su espuma.

. El vino, tomado con moderación, alegra la vida, ameniza la conversación. El la torre de nuestra persona se conserva lo mejor que Dios nos ha entregado: las flores que crecen en el jardín de nuestro interior y que se difunden al exterior.

. Nuestra vida es una noria dela que sacamos el agua fresca y limpia de nuestras cualidades para el servicio de todo los semejantes, imágenes de Dios.

.Y nuestra vida es también un blanco silencio deseado y buscado para que, en estos instantes silenciosos, nos recreemos en la acción misteriosa que Dios hace de nuestra vida. Nuestra existencia puede ser toda ella un verde beso de brisa marinera que suaviza y alegra el rostro.

. Gracias, Señor, y haz de mi vida una ofrenda para todo el que vive junto a mí. Y que el vino de mi vida sirva para alegrar a todos.