Himno meditado
Como una ofrenda de la tarde

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Como una ofrenda de la tarde,
elevamos nuestra oración;
con el alzar de nuestras manos,
levantamos el corazón.

Al declinar la luz del día,
que recibimos como don,
con las alas de la plegaria,
levantamos el corazón.

Haz que la senda de la vida
la recorramos con amor
y, a cada paso del camino,
levantemos el corazón.

Cuando sembramos de esperanza,
cuando regamos con dolor,
con las gavillas en las manos,
levantemos el corazón


Reflexión:

. Cuando el día llega a su fin, la vida de oración se reanuda en mí con la luz nocturna. El mismo silencio de la tarde-noche es un tiempo propicio para levantar mi corazón hasta Cristo.

.El pecho crece ante el contacto contigo. El corazón se queda en calma perfecta ante tu presencia. Hago de mi jornada pasada una ofrenda a Dios. Le pido que perdone que lo que de mal he hecho y lo sepulte en su amor.

.Cuando hago mi oración de la tarde-noche, percibo que mi vida crece, el cansancio desaparece y mi alma vuela con alas que me presta la plegaria.

.He recorrido el día con todo el amor que he podido. Y ahora, ante ti- el Amor con mayúscula-, me doy cuenta de que mañana debo ser un verdadero sembrador de esperanza ante tanta gente desilusionada que vive a mi lado. Ayúdame, Señor.