Himno meditado
Cantan tu Gloria, Cristo Sacerdote

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

Cantan tu gloria, Cristo Sacerdote, 
los cielos y la tierra: 
a ti que por amor te hiciste hombre 
y al Padre como víctima te ofrendas. 

Tu sacrificio nos abrió las puertas, 
de par en par, del cielo; 
ante el trono de Dios, es elocuente 
tu holocausto en la cruz y tu silencio. 

Todos los sacrificios del los hombres 
quedaron abolidos: 
todos eran figuras que anunciaban 
al Sacerdote eterno, Jesucristo. 

No te basta el morir, que quieres darnos 
alimento de vida: 
quedarte con nosotros y ofrecerte 
sobre el altar: hacerte eucaristía. 

Clavado en cruz nos miras, te miramos, 
crece el amor, la entrega. 
Al Padre, en el Espíritu, contigo, 
eleva nuestro canto y nuestra ofrenda. 

Amén.


Reflexión:

. Con la lectura de este himno y su meditación, me alucina la apertura del cielo. Nunca podría soñar que, gracias a ti, el ser humano pudiera tener acceso al cielo o lugar de la felicidad bienaventurada.

.En segundo lugar, desde tu muerte en la cruz, eres el único sacerdote eterno según el rito de Melquisedec. Todos los holocaustos que hacía las personas para impetrar tu bendición, ya no sirven de nada.

. Ya no valen los animales, ni las riquezas, ni el oro ni la plata. Los sacerdotes que celebramos los misterios sagrados, lo hacemos en tu nombre. Somos tus ministros, los puentes entre tú y la gente.

.Nos has dejado lo que nunca podía soñar nadie: quedarte entre nosotros mediante el sacramento de la Eucaristía, la permanencia perfecta de tu vida concentrada en el misterio de esta acción de gracias.

. Es el sacramento clave en nuestra espiritual. De hecho, Juan Pablo II, ha escrito una bella encíclica o documento en el que insiste que todo el año 2004-2005 se celebre con especial interés el año de la Eucaristía. Gracias, Señor, por quedarte entre nosotros para que podamos comerte y beberte. ¡Qué suerte tenemos!