Himno meditado
Un amor casto y puro

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Un amor casto y puro 
calladamente: 
más grande que la vida 
y que la muerte. 
Dulce su casa, 
y su marido en ella 
se contemplaba. 

Era su amor de madre 
como una rosa: 
pétalos de fragancia 
y espinas rojas. 
Y era su seno 
un arrullo de lirios 
y de silencios. 

Olor a roja viña 
y a tierna hogaza: 
y su mano prudente 
acariciaba, 
Sus dedos limpios 
iban tejiendo lana 
para sus hijos. 

Y Dios desde su cielo 
se sonreía, 
por la casta frescura 
de fuente limpia. 
Amor callado 
que vestía al Cordero 
de rojo y blanco. 

Amén. 


Reflexión:

.No viene sólo lo mejor, que lo acompaña todo.

.Señor, al meditar este himno, me acuerdo de tu palabra santa: “Juntamente con ella me vinieron todos los bienes” (hablabas de la castidad).

.Me atrae la Virgen por su pureza de ángel, por la fragancia de su vida =una rosa de pétalos bellos y de un aroma exquisito.

.Me la imagino tan linda como un campo de lirios silvestres, ante los que la misma sabiduría de Salomón, se quedaba absorta.

.Me la imagino como una fuente clara y fresca que corre y corre alimentando a sus hijos que tienen sed de vivir a ella unidos con la mayor dignidad en sus cuerpos y en sus mentes.

.También hace llamadas a mucha gente para que le siga fielmente, sin tener hijos de su vientre, pero sí muchos hijos e hijas espirituales que hacen que sean muy fértiles.

. Haz, María, que tus hijos brillen en esta sociedad de tanta pornografía y culto al sexo como estrellas blancas matutinas.