Himno meditado
Tiembla de frío los astros

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Tiembla el frío de los astros,
y el silencio de los montes
duerme sin fin. (Sólo el agua
de mi corazón se oye).

Su dulce latir, ¡tan dentro!,
calladamente responde
a la soledad inmensa
de algo que late en la noche.

Somos tuyos, tuyos, tuyos;
somos, Señor, ese insomne
temblor del agua nocturna,
más limpia después que corre.

¡Agua en reposo viviente,
que vuelve a ser pura y joven
con una esperanza! (Sólo
en mi alma sonar se oye).

Reflexión:

. A mis amados/as les dejo las cosas pequeñas; las cosas grandes son para todos.

.Señor, me llena dejar todo cuanto soy y tengo, se los ofrezco a todos, aunque a las almas sencillas y finas les entrego regalos y detalles que, aunque pequeños, llevan el sello de mi corazón.

.En esta barahúnda a la que me somete la vida con sus batallas y trabajo diario, sólo se me oye el corazón palpitando de amor por todos mis seres queridos, tanto los que están cerca como lejos de mi presencia.

. Pero el latido de mi corazón no cesa de amar. Su dulce latido dentro de mi pecho, se abre de par en par para darlo a los demás.

. Porque, desde dentro, desde el alcázar de mi corazón, siento la más bella realidad que lleva en mi sangre: ser hijo tuyo. Ya no solamente corre por mí la sangre roja sino también, Señor, la tuya que es divina.