Himno meditado
Te bendecimos, Cristo, en esta nocheFuente: Liturgia de las horas
Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB
Te bendecimos, Cristo, en esta noche:
Verbo de Dios y Luz de Luz eterna,
emisor del Espíritu Paráclito;
te bendecimos porque nos revelas
la triple luz de una indivisa gloria
y libras nuestras almas de tinieblas.
A la noche y al día has ordenado
que se releven siempre en paz fraterna;
la noche compasiva pone término
a nuestras aflicciones y tareas,
y, para comenzar el nuevo surco,
el día alegremente nos despierta.
Da un sueño muy ligero a nuestros párpados,
para que nuestra voz no permanezca
muda por mucho tiempo en tu alabanza;
mientras dormimos se mantenga en vela
toda tu creación, cantando salmos
en compañía de la turba angélica.
Y, mientras duerme nuestro humilde cuerpo,
nuestro espíritu cante a su manera:
«Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu,
en el día sin noche donde reinan;
al Uno y Trino, honor, poder, victoria,
por edades y edades sempiternas.»
Amén.
Reflexión:
.Lo más grande va sin reparo con lo más pequeño. Lo mediocre, va solo.
.Señor, el más grande eres tú. Y yo, con mi sencillez como escudo, voy a tu encuentro en esta mañana.
. Mi cuerpo ha reposado tranquilo en la noche serena, y tú velando sus movimientos de manera tierna y delicada. De noche y de día nos revelas la triple luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
. ¿Qué hacer? Acogerme a ti para que en mi interior brillen luminosas tus luces. Haz que la tiniebla nunca entre en mis ser.
. Haz que incluso cuando mi cuerpo duerma, el corazón que no se para, se convierta en alabanza nocturna. Quiero ir a tu encuentro como la novia va gozosa en busca de su novio o al revés.
. Todo es en ellos armonía y gracia cuando el amor es el motor que los guía y no sus egoísmo respectivos.