Himno meditado
Te aclamamos por Madre y Señora

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Te aclamamos por Madre y Señora 
-eres causa de nuestra alegría-; 
nuestra Reina, la corredentora 
que ha querido mostrarse pastora. 
¡Oh humildísima Virgen María! 

Has trocado la augusta diadema 
por sencillo sombrero con flores, 
amapolas y espigas tu gema, 
y es un báculo humilde tu emblema 
de Pastora entre tantos pastores. 

Cual ninguno conoces la fuente, 
manantial de las aguas tranquilas. 
A la sombra del Omnipotente 
no hay oveja que no se apaciente 
cuando tú, cual Pastora, vigilas. 

¡Qué feliz es contigo el rebaño!, 
lo recuestas en verdes praderas 
lo conduces con gozo y sin daño, 
lo defiendes del mal, del engaño, 
en guardarle del lobo te esmeras. 

Quien de ti se ha fiado no falla 
al cruzar las cañadas oscuras, 
lo proteges en toda batalla, 
eres lumbre y escudo y muralla, 
le hallas pasto en las peñas más duras. 

¡Gloria a aquel que la quiso tan bella! 
Gloria al Hijo, su dicha y su encanto 
-Astro Rey que nació de una estrella-. 
Por la obra que él hizo con ella, 
gloria sea al Espíritu Santo. 

Amén

Reflexión:

. El silencio lleva en sí su voz, como el nido la música de sus pájaros dormidos.

.Madre mía, me gustaría vestirte con el silencio en el que late mi amor por ti, la Auxiliadora y el faro de mis esperanzas.

.Quiero verte vestida con todas las flores más bellas del campo, recogidas con finura y cortadas con cariño con mis manos.

.Y colocarte en la pradera verde de mi existencia que quiero que crezca cada día a tu lado, pues así me siento seguro de tu auxilio en medio de las batallas que intentan alejarme de ti y de tu amado Hijo.

.En mi silencio, y ante tu presencia, mi ser adquiere un suave sentido de finura ante tu amor que se derrama en mí purificando mi conciencia.

.Madre mía, Madre del cielo. Haz que en mi brille, al menos como un reflejo tus virtudes divinas y tan excelsas.