Himno meditado
Señor, el día empieza

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Señor, el día empieza. Como siempre,
postrados a tus pies, la luz del día
queremos esperar.
Eres la fuerza
que tenemos los débiles, nosotros.

Padre nuestro,
que en los cielos estás, haz a los hombres
iguales: que ninguno se avergüence
de los demás; que todos al que gime
den consuelo; que todos, al que sufre
del hambre la tortura, le regalen
en rica mesa de manteles blancos
con blanco pan y generoso vino;
que no luchen jamás; que nunca emerjan,
entre las áureas mieses de la historia,
sangrientas amapolas, las batallas.

Luz, Señor, que ilumine las campiñas
y las ciudades; que a los hombres todos,
en sus destellos mágicos, envuelva
luz inmortal; Señor, luz de los cielos,
fuente de amor y causa de la vida.


Reflexión:

. Yo llevo en mi mundo en flor los mundos todos que fracasaron.

. Señor, postrado de rodillas al amanecer el día, hoy me detengo en la misma oración que tú nos enseñaste: bella, profunda y linda.

. Padre nuestro. ¡Qué gracia tan enorme poderte llamar Padre siendo tan inmenso, tan poderoso, tan infinito...pero eres Papaíto de todos los seres que has creado.

. Estás en el cielo, tu morada eterna, pero al mismo tiempo estás de pie en cada rosa, en cada persona que te invoca con amor en su corazón.

. Santificado sea nombre con mis buenas acciones y mis palabras de tu Evangelio y palabra revelada.

. Que venga tu reino hoy a mi vida para transformarla en ofrenda agradable a tus ojos.

. Que se haga tu voluntad y no mi antojo. Dame el pan de tu eucaristía, perdona mis ofensas porque, aunque me cueste, perdona las ofensas de quienes me han ofendido.