Himno meditado
Que misterio tan profundo...

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

¡Qué misterio tan profundo, 
éste de mi propio ser: 
he surgido del no-ser 
y me exalto y me confundo, 
mientras cantando me hundo 
en mi nada, y sombra, y lodo! 
Soy cadáver a tu modo, 
soy sueño, soy despertar, 
soy vida, soy palpitar, 
soy luz, soy llama, soy todo. 

Muerte, que das a mi vida 
transcendencia y plenitud, 
muerte que ardes de inquietud 
como rosa amanecida, 
cuando llegues encendida 
y silenciosa a mi puerto, 
besaré tu boca yerta 
y, en el umbral de mi adiós, 
al beso inmenso de Dios 
me dispondrás, muerte muerta. 

Amén. 


Reflexión:


.Amigo, bebe mi vino en mi propio vaso, que, echado en el del otro, pierde su flor y su espuma.

.Señor, soy como una flor que ha florecido en tu presencia amada. Me das lo mejor que eres: tu propio ser para que pueda beberlo, comerlo y compartirlo con los otros.

. ¿Qué religión tiene esto? Ninguna. Porque tú eres el único Dios verdadero, el todopoderoso que puede hacer cuanto quiera. Y lo bonito es que todo lo haces para nuestro bien.

.Quiero que con mis palabras y mi coherencia personal, sea como el cante del cisne que alegra el lago. Haz que mi existencia sea una respuesta adecuada a tu Evangelio y al “amaos unos a otros como yo os he amado”.