Himno meditado
Profeta de soledades

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Profeta de soledades, 
labio hiciste de tus iras, 
para fustigar mentiras 
y para gritar verdades. 

Desde el vientre escondido, 
fuiste tú el pregonero, 
para anunciar al mundo 
la presencia del Verbo. 

El desierto encendido 
fue tu ardiente maestro, 
para allanar montañas 
y encender los senderos. 

Cuerpo de duro roble, 
alma azul de silencio; 
miel silvestre de rocas 
y un jubón de camello. 

No fuiste, Juan, la caña 
tronchada por el viento; 
sí la palabra ardiente 
tu palabra de acero. 

En el Jordán lavaste 
el más puro Cordero, 
que apacienta entre lirios 
y duerme en los almendros. 

En tu figura hirsuta 
se esperanzó tu pueblo: 
para una raza nueva 
abriste cielos nuevos. 

Sacudiste el azote 
ante el poder soberbio; 
y, ante el Sol que nacía, 
se apagó tu lucero. 

Por fin, en un banquete 
y en el placer de un ebrio, 
el vino de tu sangre 
santificó el desierto. 

Profeta de soledades, 
labio hiciste de tus iras, 
para fustigar mentiras 
y para gritar verdades. 

Amén.



Reflexión:

.Las estrellas no temen parecer gusanitos de luz.

.Señor, Juan Bautista no temía a nadie. Se consideraba el precursor del Maestro. Me encanta su figura porque supo aprovechar sus soledades para llenarse de Dios.

.Fuiste tan valiente que, en el río Jordán, hablaste tan claro como el agua que empleabas para bautizar. Hablabas de verdades tan grandes como el templo de Jerusalén ante los soberbios fariseos.

.Hablaste de cielos nuevos, de tierra nueva desde tu boca llena de amores por que el que vendría detrás de ti.

. No eras aparentemente una estrella fulgurante, sino una persona sencilla que, siendo consciente de su misión, te entregaste a ella con fe, mucha oración y tus largas horas de silencio y de reflexión.

. De estos encuentro contigo mismo, sacabas fuerza inauditas para proclamar verdades, a veces, en un mundo hostil. Pero te sentías dichoso cuando la gente sencilla se acercaba al bautismo. ¡Enhorabuena, Juan, por ser profetas de verdades y de soledades enriquecedoras!