Himno meditado
¿Para qué los timbres de sangre y nobleza?

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

¿Para qué los timbres de sangre y nobleza?
Nunca los blasones
fueron lenitivo para la tristeza
de nuestras pasiones.
¡No me des coronas, Señor, de grandeza!

¿Altivez? ¿Honores? Torres ilusorias
que el tiempo derrumba.
Es coronamiento de todas las glorias
un rincón de tumba.
¡No me des siquiera coronas mortuorias!

No pido el laurel que nimba al talento,
ni las voluptuosas
guirnaldas de lujo y alborozamiento.
¡Ni mirtos ni rosas!
¡No me des coronas que se lleva el viento!

Yo quiero la joya de penas divinas
que rasga las sienes.
Es para las almas que tú predestinas.
Sólo tú la tienes.
¡Si me das coronas, dámelas de espinas! 

Amén.


Reflexión:

-¿No ves cómo nosotras, las hojas rumorosas, sabemos responder a la tormenta? ¿Quién eres tú, di, tan callada?- Yo no soy más que una flor.

.Señor, quisiera que mi vida fuera una flor para mí mismo y para los otros. Pensando en este himno, me doy cuenta de que hay dos corrientes en el mundo.

. Hay muchos que prefieren honores lisonjas, vítores y alabanzas vanas. Y cuando los veo tan vacíos, me pregunto: ¿Para qué les sirven? ¿Se las llevarán a la tumba?

. Acepto que a alguien que se ha entregado a causas nobles, se les concedan estos honores. Pero a mí, Señor, me sobran. El mayor regalo eres tú.

. es más: te pido que me des espinas, sencillez de vida que en nada brilla ante las glorias de este mundo, pero que tu corazón guarda con mimo. Gracias.