Himno meditado
¡Oh qué dichoso este día!

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

¡Oh qué dichoso este día 
en que José, dulce suerte, 
entre Jesús y María 
rinde tributo a la muerte! 

Tuvo en la tierra su cielo; 
por un favor nunca visto, 
con la Virgen, su consuelo 
fue vivir sirviendo a Cristo. 

Ya con suprema leticia 
los justos lo aclamarán, 
lleva la buena noticia 
hasta el seno de Abraham. 

Si fue grande la agonía 
que sufrió en la encarnación, 
será inmensa la alegría 
que tendrá en resurrección. 

Quiera Dios que en nuestro trance 
no nos falte su favor, 
y piadoso nos alcance 
ver benigno al Redentor. 

Que en Jesús, José y María, 
gloria de la humanidad, 
resplandezca tu armonía, 
¡oh indivisa Trinidad! 

Amén. 


Reflexión:


.No sé qué dedos invisibles sacan de mi corazón, como una brisa ociosa, la música de las ondas.

.Señor, esta mañana me encuentro ante la figura excelsa de san José. Me deja atónito su forma de vivir, su fe arraigada en Dios, su disponibilidad total al Señor.

.Fue elegido por el Padre para que cuidara a su Hijo, para que defendiera a la Virgen de ser maltratada por la gente que no entiende de misterios.

. Los dedos invisibles de Dios actúan y manejan la cuerda del universo con la mayor naturalidad. Y me fascina que este joven, en la flor de su vida, se entregara a Dios en lugar de tener un matrimonio como sus paisanos.

.Por eso la alegría refulge en su rostro. Está poseído por el Señor. Esta mañana misma le doy el tributo de la gloria a su bondad infinita y a su papel de padre y educador de su Hijo y el trato con su esposa “especial” la Virgen María.