Himno meditado
Oh Dios, que eres el premio, la corona

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Oh Dios, que eres el premio, la corona 
y la suerte de todos tus soldados, 
líbranos de los lazos de las culpas 
por este mártir a quien hoy cantamos. 

El conoció la hiel que está escondida 
en la miel de los goces de este suelo, 
y, por no haber cedido a sus encantos, 
está gozando los del cielo eterno. 

Él afrontó con ánimo seguro 
lo que sufrió con varonil coraje, 
y consiguió los celestiales dones 
al derramar por ti su noble sangre. 

Oh piadosísimo Señor de todo, 
te suplicamos con humilde ruego 
que, en el día del triunfo de este mártir, 
perdones los pecados de tus siervos. 

Gloria eterna al divino Jesucristo, 
que nació de una Virgen impecable, 
y gloria eterna al Santo Paráclito, 
y gloria eterna al sempiterno Padre. 

Amén. 


Reflexión:

. Vagabundillos del universo, tropel de seres pequeñitos, ¡dejad la huella de vuestros pies en mis palabras!

.El mártir es la persona que deja sus huellas entre los seguidores de Cristo. No tuvieron miedo a la muerte, ni a las autoridades, ni a los verdugos, ni a la amenazas, ni a los tribunales.

. Estaban tan llenos de Dios que todo les resultaba fácil con tal de ganar a Dios. Toda muerte por amor intenso a quien se ama, se transforma en corona de oro para quien la lleva en su frente como signo de entrega.

.Desde su pequeñez, el mártir no consiente fallar al Amor de los amores. Nadie, como dice una amiga, me puede arrancar de tu lado. Y es verdad cuando hay una relación limpia y gratis en la misma vida humana.

. Cuánto más, cuando se trata de la sangre noble por ti derramada.