Himno meditado
¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza! 

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dió mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida
empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Cantemos la nobleza de esta guerra,
el triunfo de la sangre y del madero;
y un Redentor, que en trance de Cordero,
sacrificado en cruz, salvó la tierra.

Dolido mi Señor por el fracaso
de Adán, que mordió muerte en la manzana,
otro árbol señaló, de flor humana,
que reparase el daño paso a paso.

Y así dijo el Señor: "¡Vuelva la Vida,
y que el Amor redima la condena!"
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.

¡Oh plenitud del tiempo consumado!
Del seno de Dios Padre en que vivía,
ved la Palabra entrando por María
en el misterio mismo del pecado.

¿Quién vió en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.

En plenitud de vida y de sendero,
dió el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.

Vinagre y sed la boca, apenas gime;
y, al golpe de los clavos y la lanza,
un mar de sangre fluye, inunda, avanza
por tierra, mar y cielo, y los redime.

Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.

Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. 

Amén.


Reflexión:

. Siento tu mirada, en este instante, sobre mi corazón, como el silencio con el sol de la mañana sobre el segado campo solitario.

. Me conmuevo ante todos las cosas de la cruz. Cuando el amor es sincero en el corazón quema, todo cuanto le ocurre a la otra persona le afecta.

. Así, amigo Señor, enamorado de tu vida, veo los clavos como acicates que dan sentido a mi dolor cuando me insultan injustamente como a ti.

. Veo la lanza que atravesó tu corazón ardiente de amor. Y, como amante de tu persona, quiero florecer teniendo como punto central de referencia tu amistad que me quiere a pesar de mis faltas de constancia.

.Veo a la gente que te grita con ironía Jesucristo Rey de los Judíos. Y me quedo anonadado de tu paciencia ante las injurias que proferían contra tu inocencia.

.Me siento a tus pies, como tus más íntimos seguidores, para que sirvan de modelos a mi vida que, a veces, se desliza por dioses falsos de consumo. Gracias, Señor que tu cruz es la clave para aprender lo fundamental de ti.