Himno meditado
Norabuena vengáis al mundo

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Norabuena vengáis al mundo,
niño de perlas,
que sin vuestra vista
no hay hora buena.

Niño de jazmines,
rosas y azucenas,
niño de la niña
después del más bella,
que tan buenos años,
que tan buenas nuevas,
que tan buenos días
ha dado a la tierra;
parabién merece,
parabienes tenga,
aunque tantos bienes
como Dios posea.

Mientras os tardasteis,
dulce gloria nuestra,
estábamos todos
llenos de mil penas;
más, ya que vinisteis,
y a la tierra alegra
ver que su esperanza
cumplida en vos sea,
digan los pastores,
respondan las sierras,
pues hombre os adoran
y Dios os contemplan:

Norabuena vengáis al mundo,
niño de perlas,
que sin vuestra vista
no hay hora buena. 

Amén.


Reflexión:


.¡Dime dónde está el nido de tu silencio, que quiero llenar de canciones mi corazón!

.Señor, mi corazón estalla esta mañana en miles de canciones, en centenares de plegarias que de mis labios nacen para darte la enhorabuena.

. Si hay en la vida un momento en que digamos esta palabra rica en todo su sentido, es cuando, al saber que vienes, nos sale espontáneo el decirte bien venido.

. Ven a nuestra tierra, embellecido con un mar de flores blancas, de azucenas porque ellas son signo de tu pureza. Y yo, unido a ellas- aunque no sea tan limpio- te canto y te digo con el alma llena de emoción: Ven, Señor, ven a nuestra tierra.

.Todo cambia con tu venida. Hay ya fraternidad, grupos de creyentes, una iglesia nueva que sigue tus caminos, tus enseñanzas en esta tierra renovada por ti. Por eso, Señor, el alma se llena de canciones y parabienes ante tu venida, alegre, viva y con perspectivas de entregarnos la eterna.