Himno meditado
¡Nacidos de la luz!, ¡Hijos del día! 

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

¡Nacidos de la luz!, ¡Hijos del día! 
Vamos hacia el Señor de la mañana; 
su claridad disipa nuestras sombras 
y llena el corazón de regocijo. 

Que nuestro Dios, el Padre de la gloria, 
limpie la oscuridad de nuestros ojos 
y nos revele, al fin, cuál es la herencia 
que nos legó en el Hijo Primogénito. 

¡Honor y gloria a Dios, Padre celeste, 
por medio de su Hijo Jesucristo 
y el don de toda luz, el Santo Espíritu, 
que vive por los siglos de los siglos! 

Amén. 


Reflexión:


.¡Ama la estrella, yerba del camino, y tus sueños se abrirán en flores!

.Señor, como la hierba que crece en el camino, así me encuentro yo cuando estoy ciego y no sé cómo hallar la luz que disipe mis tinieblas. Cuando las sigo, no veo las estrellas de tu firmamento.

. Veo sólo mis miserias y mis tristezas. Y en ellas, claro está, no brillas tú. Y así voy, Señor, caminando por senderos en los que me pisotean los soberbios, los engreídos y los que no te adoran.

. ¿Rebelarme? Contra ellos, no. Acabarían conmigo. Sí quiero rebelarme contra todo aquello que me aparta de ti. Mi rebeldía quiere ser ir a tu encuentro para llenarme de tu regocijo.

.Limpia, Señor, la oscuridad que ha reinado en mí durante unos días. Con mi humildad, acudo a ti, como mi guía y me estrella verdadera. Haz que mis ojos vean claro canto existe.


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