Himno meditado

Alta ciudad de piedras vivas

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Alta ciudad de piedras vivas, 
Jerusalén; 
visión de paz y cielos nuevos, 
ciudad del Rey. 

Tus puertas se abren jubilosas, 
visión de paz, 
y penetran los ríos de tus santos 
hasta el altar. 

Baluartes y murallas de oro, 
Jerusalén; 
tus calles, gemas y zafiros, 
ciudad del Rey. 

Jerusalén, Iglesia viva 
de eternidad; 
hacia ti caminan los hombres, 
sin descansar. 

Alta ciudad del Cristo vivo, 
que es nuestro hogar, 
al que volveremos, ya cansados 
de caminar. 

Cielos nuevos y tierra nueva, 
Jerusalén; 
morada de Dios Trino y Uno. 
Amén, amén.



Reflexión:

. Iré tempranito a la ciudad santa de Jerusalén, meta de todo peregrino que camina hacia el encuentro con el Señor. Ella es el símbolo de nuestra peregrinación por esta tierra, la meta de nuestro afán por alcanzar la santidad a la que aspira nuestro corazón.

. Ella es la misma Iglesia. Aunque combatida por los enemigos que no saben nada de ti, Señor, siga viva en este mundo como enseña y realidad viva de tu presencia en su mismo corazón.

. De no ser por ti, ya habría desaparecido a causa de tantos ataques y persecuciones. Pero tu mano poderosa se ha deshecho de sus enemigos.

. Tu Iglesia, esposa tuya, sigue viva. Y por esta razón estoy unido a ella, vivo con ella, la siento y la amo.

. Ella es mi hogar en el que participo de tus sacramentos, de tu vida manifestada en esas señales o sacramentos. Gracias, Señor, por tu bondad y tu amabilidad en perdonar nuestros desvaríos. Eres único.