Himno meditado
Muere la vida y vivo yo sin vida

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Muere la vida y vivo yo sin vida 
ofendiendo la vida de mi muerte; 
sangre divina de las venas vierte 
y mi diamante su dureza olvida. 

Está la majestad de Dios tendida 
en una dura cruz, y yo de suerte 
que soy de sus dolores el más fuerte 
y de su cuerpo la mayor herida. 

¡Oh duro corazón de mármol frío! 
¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo 
y no te vuelves un copioso río? 

Morir por él será divino acuerdo, 
mas eres tú mi vida, Cristo mío, 
y, como no la tengo, no la pierdo.

Amén 


Reflexión:

.La mañana besó a la flor de la noche, que acababa, tardía, de abrir. Y se estremeció la flor, y suspiró, y se deshojó en la yerba.

.De nuevo, Señor, me encuentro con este himno ante la presencia de tu cruz y de mi cruz. A estas alturas del siglo y año en que vivo, no lo considero ya como un lugar suplicio, sino como el instrumento del que arrancó la vida nueva, el beso que nos diste a todos los pecadores para rescatarnos del mal del diablo.

.Mi camino, día a día, es ir muriendo por ti y dejando todos los pecados que causaron tu muerte. De esta forma, me voy purificando con tu ayuda por la senda de la perfección.

.Desde ese divino acuerdo que estableciste con la persona todo marcha mejor, aunque queda gente que no sigue los mandatos de tu Evangelio.

.Mi vida, como dijo Pablo, no es mía; es tuya porque vives en mí. Del río de vida de tu costado abierto, me siento agradecido e inundado de tu amor que no tiene término como lo tiene el olor de las flores.