Himno meditado
¡Luz que te entregas!

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

¡Luz que te entregas!,
¡Luz que te niegas!,
A tu busca va el pueblo de noche:
alumbra su senda.

Dios de la luz, presencia ardiente
sin meridiano ni frontera:
vuelves la noche mediodía,
ciegas al sol con tu derecha.

Como columna de la aurora,
iba en la noche tu grandeza;
te vio el desierto, y destellaron
luz de tu gloria las arenas.

Cerró la noche sobre Egipto
como cilicio de tinieblas,
para tu pueblo amanecías
bajo los techos de las tiendas.

Eres la luz, pero en tu rayo
lanzas el día o la tiniebla:
ciegas los ojos del soberbio,
curas al pobre su ceguera.

Cristo Jesús, tú que trajiste
fuego a la entraña de la tierra,
guarda encendida nuestra lámpara
hasta la aurora de tu vuelta.


Reflexión:


.Dios espera volver a ganar sus propias flores regaladas por las manos del hombre.

.Dios mío, ¡que maravilloso eres! Nos ganas cada día con tu bondad y con tu atención diaria a cada instante. Sé que me alumbras por las sendas de que transcurro en tu busca cada día.

.No tienes ni meridianos ni fronteras. Tu corazón es tan grande, ama tanto que estás presente en cada metro del universo, habite el ser humano o el espacio físico en el que vemos tu huella.

.Tanto quieres a tu pueblo, a tus elegidos que cuando lo libraste de Egipto, llenaste de tinieblas sus cielos para que no vieran a tu pueblo camino de la tierra de promisión.

. Hoy nos cuidas igualmente siempre y cuando prestemos obediencia a tus mandatos. Tal y como hiciste hace tantos siglos. Gracias, Señor.