Himno meditado
La bella flor

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

La bella flor que en el suelo
plantada se vio marchita
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.

De tierra estuvo cubierto,
pero no fructificó
del todo, hasta que quedó
en un árbol seco injerto.
Y, aunque a los ojos del suelo
se puso después marchita,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.

Toda es de flores la fiesta,
flores de finos olores,
más no se irá todo en flores,
porque flor de fruto es ésta.
Y, mientras su Iglesia grita
mendigando algún consuelo,
ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo.

Que nadie se sienta muerto
cuando resucita Dios,
que, si el barco llega al puerto,
llegamos junto con vos.
Hoy la cristiandad se quita
sus vestiduras de duelo.
Ya torna, ya resucita,
ya su olor inunda el cielo. 


Reflexión:


.El canal se complace pensando que los ríos no existen sino para traerle agua.

.La misma naturaleza nos enseña, a veces, lecciones de ignorancia y egoísmo. Cuando se lee y se siente este himno en el concierto y en cada instrumento de nuestra alma, algo divino y bello como una flor, nace divinamente en nuestro interior.

.Me gusta que, Señor, que seas la flor más hermosa que mis ojos han visto; me fascina que, con el paso del tiempo, sigues perfumando la vida de quienes siguen siendo personas de buena voluntad.

.Eres, claro está, flor resucitada que vive para siempre en la eternidad en unión con el Padre y Espíritu y con toda la legión de bienaventurados.

.Eres una flor con sabor y perfume de cielo. Como algunas personas que, ante su presencia, se percibe el aroma de su santidad. Me gustaría que todo el universo fuera una fiesta de flores para cantar tus bondades y tu amor para quienes te aman.