Himno meditado
Jesús de María, Cordero Santo

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Jesús de María,
Cordero Santo,
pues miro vuestra sangre,
mirad mi llanto.

¿Cómo estáis de esta suerte,
decid, Cordero casto,
pues, naciendo tan limpio,
de sangre estáis manchado?
La piel divina os quitan
las sacrílegas manos,
no digo de los hombres,
pues fueron mis pecados.

Bien sé, Pastor divino,
que estáis subido en lo alto,
para llamar con silbos
tan perdido ganado.
Ya os oigo, Pastor mío,
ya voy a vuestro pasto,
pues como vos os dais
ningún pastor se ha dado.

¡Ay de los que se visten
de sedas y brocados,
estando vos desnudo,
sólo de sangre armado!
¡Ay de aquellos que manchan
con violencia sus manos,
los que llenan su boca
con injurias y agravios!

Nadie tendrá disculpa
diciendo que cerrado
halló jamás el cielo,
si el cielo va buscando.
Pues vos, con tantas puertas
en pies, mano y costado,
estáis de puro abierto
casi descuartizado.

¡Ay si los clavos vuestros
llegaran a mí tanto
que clavaran al vuestro
mi corazón ingrato!
¡Ay si vuestra corona,
al menos por un rato,
pasara a mi cabeza
y os diera algún descanso!

Reflexión:

. Van los pensamientos por mi mente, como bandadas de pájaros por el cielo. ¡Qué bien oigo sus alas!

.Con mis pensamientos que revolotean por mi mente, sé que me has hecho persona dotada de inteligencia racional para amarte, no para comprenderte.

.Y hoy me quedo, una vez más, sorprendido de que siendo puro, casto y limpio, veo tu cuerpo ensangrentado por causa de mis pecados y los de todos los seres humanos.

. Los sientes y en ti se renueva tu cuidado por atraernos hacia el bien y a dejar el mal que nos apena tanto.

. Por mis pensamientos se cruzan tus silbos. Una manera delicada de que me acuerde de que debo estar unido a ti, Señor, por siempre.

.A mi derredor hay gente que se viste de gala, de brocado, de seda y de joyas para darme envidia. Y no solamente no la siento, sino que, al ver su vacío interior, prefiero ir como una persona decente y normal.

.Estas personas y otras que tú bien conoces, tienen buena apariencia pero sus manos vacías y a veces llenas de violencia asesina. Señor, cuídame y líbrame de caer en sus garras.