Himno meditado
Hoy, para rondar la puerta

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Hoy, para rondar la puerta 
de vuestro santo costado, 
Señor, un alma ha llegado 
de amores de un muerto muerta. 

Asomad el corazón, 
Cristo, a esa dulce ventana, 
oiréis de mi voz humana 
una divina canción. 

Muerto estáis, por eso os pido 
el corazón descubierto 
para perdonar despierto, 
para castigar dormido. 

Si decís que está velando 
cuando vos estáis durmiendo, 
¿quién duda que estáis oyendo 
a quien os canta llorando? 

Y, aunque él se duerma, Señor, 
el amor vive despierto; 
que no es el amor al muerto, 
¡vos sois el muerto de amor! 

Que, si la lanza, mi Dios, 
el corazón pudo herir, 
no pudo el amor morir, 
que es tan vida como vos. 

Anduve de puerta en puerta 
cuando a vos no me atreví; 
pero en ninguna pedí 
que la hallase tan abierta. 

Pues, como abierto os he visto, 
a Dios quise entrar por vos: 
que nadie se atreve a Dios 
sin poner delante a Cristo. 

Y aún éste, lleno de heridas, 
porque sienta el Padre eterno 
que os cuestan, Cordero tierno, 
tanta sangre nuestras vidas. 

Gloria al Padre omnipotente, 
gloria al Hijo Redentor, 
gloria al Espíritu Santo: 
tres personas, sólo un Dios. 

Amén.


Reflexión:

.En el regocijo de la plenitud, podemos separarnos de nuestros frutos con alegría.

.Me siento regocijado ante tu voz en este himno. Me instas a que me asome a tu corazón con el alma despierta. De este modo, me acerco a ti con mi vida entera al descubierto para que la llenes de tu gracia y de tus dones divinos.

.Así, aprecio que, aunque apareces muerto en la cruz, tu corazón fue travesado por la lanza del soldado. Materialmente le dio muerte, pero nunca al amor que de él nace a cada instante.

. Señor, haz que mi vida nunca sienta su corazón dormido ante las insinuaciones de tu amor en mi pequeño amor. Esta situación personal me lleva a tenerte más cariño. Con él me mantengo alerta y vivo frente a las tentaciones que me puedan apartar de ti.

. Haz que me sienta en plenitud en mi regocijo como muestra de que me amas. Gracias, Señor.