Himno meditado
Hoy que sé que mi vida es un desierto

Fuente: Liturgia de las horas

Reflexión: Padre Felipe Santos Campaña, SDB

 

 

Hoy que sé que mi vida es un desierto,
en el que nunca nacerá una flor,
vengo a pedirte, Cristo jardinero,
por el desierto de mi corazón.

Para que nunca la amargura sea
en mi vida más fuerte que el amor,
pon, Señor, una fuente de alegría
en el desierto de mi corazón.

Para que nunca ahoguen los fracasos
mis ansias de seguir siempre tu voz,
pon, Señor, una fuente de esperanza
en el desierto de mi corazón.

Para nunca busque recompensa
al dar mi mano o al pedir perdón,
pon, Señor, una fuente de amor puro
en el desierto de mi corazón.

Para que no me busque a mí cuando te busco
y no sea egoísta mi oración,
pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra
en el desierto de mi corazón. 

Amén


Reflexión:


.Mujer, cuando tocaste mi vida con la gracia de tus dedos, el orden surgió en mí, como la música.

.Señor, así como la mujer es capaz de transformar la vida del hombre cuando ella le da la belleza de la música y la ternura, así mi vida- en los días de desierto- me uno a ti como jardinero para que me cuides y riegues mi existencia como una flor.

.Es clave en el ser humano que viva de tu alegría. La amargura no tiene sentido cuando se deja llevar por tu Espíritu.

. La persona creyente sabe que tú eres la fuente de la alegría. Por eso, ante los fracasos, me voy derecho a ti para escuchar la voz de tu palabra que siempre me dan norte y orientación.
.Señor, amado amigo: Haz que tu cuerpo y tu palabra crean en mí una vida que sea como un lindo jardín y hacerte de él su único jardinero.