Cántico
Acción de gracias por la liberación del pueblo
Tb 13, 10-15. 17-19
Fuente: Liturgia de las horas
El
pueblo de Dios desterrado en Babilonia, como nosotros hoy hostigados por múltiples
males, nos alegramos en la certeza del favor de Dios que un día prevalecerá
para nuestro consuelo.
Bendito
eres Señor Dios de nuestros padres:
a ti
gloria ya alabanza por los siglos.
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle
sus elegidos en Jerusalén,
la ciudad
del santo;
por las
obras de tus hijos te azotará,
pero
de nuevo se compadecerá
de los hijos de los justos.
Confiesa
dignamente al Señor
y
bendice al Rey de los siglos
para
que de nuevo sea en ti
Edificado
su tabernáculo con alegría,
Para que
alegre en ti a los cautivos
y muestre
en ti su amor hacia los desdichados,
por todas
los generaciones y generaciones.
Brillarás cual luz de lámpara
Y todos
los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos
numerosos vendrán de lejos
al
nombre del
Señor, nuestro Dios,
trayendo
ofrendas en sus manos,
ofrendas
para el rey del cielo.
Las generaciones de las generaciones
exultarán
en ti.
Y benditos
para siempre todos los que te aman.
Alégrate
y salta de gozo por los hijos de los justos,
que
serán congregados,
y al Señor
de los justos bendecirán.
Dichosos
los que te aman;
en tu paz
se alegrarán.
Dichosos
cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues en ti
se alegrarán
contemplando
toda tu gloria,
y
se regocijarán para siempre.
Bendice,
alma mía, a Dios, rey grande,
porque
Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será
reedificada,
con
piedras preciosas sus muros
y
con oro puro sus torres y sus almenas.
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.